#YOSITECREO




Es cierto que el humilde objetivo de este blog es visibilizar los riesgos psicosociales presentes en las profesiones basadas en la relación de ayuda, y trabajar por la necesidad del cuidado profesional, especialmente entre las y los trabajadores sociales.
Si bien; no puedo dejar pasar lo que en los últimos días está aconteciendo con una chica que fue violada por cinco cafres durante los San Fermines de 2016, y la cual en estos últimos días ha vuelto a ser maltratada por la justicia y parte de la sociedad, sometiéndola a un doble juicio penal y social.
Y no lo puedo dejar pasar por alto porque:
1.- SOY MUJER
2.- SOY TRABAJADORA SOCIAL
3.- SOY PERSONA Y CIUDADANA DE ESTA TERRIBLE E INJUSTA SOCIEDAD PATRIARCAL
Hace más de un año que me hierve la sangre y me quema por dentro cada vez que escucho ese “presunto” para referirse a cinco mamones que consideraron en algún momento que: forzar 1 y 5 veces, humillar, grabar sin consentimiento, robar y abandonar; era sexo libre y consentido. Me hierve la sangre cada vez que escucho en un medio de comunicación o  un periodista… o a una periodista (esto me hierve la sangre especialmente) dar voz a estos cafres o a sus allegados intentando defender lo indefendible, cuestionando lo ocurrido y sometiendo una y otra vez a un juicio social a otra mujer que denuncia una agresión sexual.
En un país en el que en 11 meses han sido asesinadas 50 mujeres y cinco de sus hijos, una vez más se somete a juicio social y mediático a una víctima que alza la voz.
En un país donde 1 de cada 4 jóvenes ve “normal” la violencia de género en pareja; se persigue, se juzga y se somete a otra mujer más que intenta ser valiente.
¿Cuál es el mensaje que estamos mandando? ¿De qué valen mil programas sociales de prevención de la violencia de género, cuando siguen existiendo programas de televisión y periodistas en prime time que dan cobertura a violadores y maltratadores?

No todo vale como libertad de expresión

En un país derrotado por la lacra de la violencia machista, me hierve la sangre que exista ni un solo minuto, ni una sola duda, ni una sola insinuación que permita un juicio paralelo sobre la víctima.
Una víctima que fue valiente y denunció. Una víctima que fue valiente y se enfrentó a lo sucedido, quizás haciendo uso de la resiliencia y continuando valientemente con su vida. Una víctima que decidió no ser víctima. Una mujer libre y valiente que (en el caso de la violación en Pamplona) decidió que esos 5 cafres no condicionaran su vida.
Mucho se debate sobre el problema español de la violencia machista, pero lo ocurrido estos días puede ser una buena muestra de cómo el machismo se encuentra arraigado en nuestro ADN, y cuanto queda aún por avanzar.

Hay algo que me hierve la sangre especialmente. Escuchar a adolescentes y hombres decir que a veces las chicas dicen NO para “hacerse las duras”. Es 2017, y ese tipo de razonamientos perduran. 

#NOesNO

Personas (hombres y ¡mujeres!) que siguen hablando de la ropa, las compañías, el alcohol, la actitud, las provocaciones… cuando se sufre una violación o un maltrato.
Me hierve la sangre y me consume por dentro saber que cada día se cometen 3 violaciones en este país, y que aún se continúa juzgando a la mujer y no al agresor.

Mujeres que tienen miedo a ser violadas pero que juzgan a otras mujeres que lo son… eso creo que es lo que me quema directamente el alma.

¡BASTA YA!
¡BASTA ya!
¡Basta Ya!
Como MUJER, como persona, como ciudadana, como Trabajadora Social:
¡Dejad de Matarnos! 
¡Dejad de violarnos! 
¡Dejad de maltratarnos!

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